EMIGRANTE RETORNADO: DOS VECES INMIGRANTE


En muchos casos la emigración se plantea como una estancia temporal hasta que puedan resolverse las cuestiones que la provocan. Pero la realidad que el emigrante se encuentra en el país de acogida, lo que éste le ofrece y los cambios que su vida va experimentando durante ese tiempo hacen que la estancia se prolongue mucho más tiempo del previsto, e incluso de por vida.

Una de las peculiaridades que compartimos casi todos los emigrantes españoles retornados –al menos cuando hemos vivido mucho tiempo fuera- es sentir en algún momento que tenemos dos patrias, dos tradiciones, dos historias, dos geografías, dos lenguas.

Porque los emigrantes casi nunca deciden quedarse, sino que "'se van quedando" hasta que el juego de la vida les muestre una mejor baza.
En pocas palabras: dos identidades más o menos integradas y un sólo corazón dividido para siempre en dos pedazos, cada uno añorando los afectos de uno y otro lado del océano.
Si a esto sumamos la experiencia del retorno cuando ya no somos tan jóvenes ni tan fuertes, y cuando hemos abandonado "una vida hecha" en otro lugar para recomenzar a veces de cero en nuestra patria, entonces la situación se hace difícil. Hay que recordar que nosotros ya pasamos por la experiencia de ser inmigrantes dentro de otro país, y ahora nos enfrentamos a serlo también aquí –o al menos a ser tratados como tales- repitiendo el proceso de integración social, laboral y cultural.
El regreso siempre está presente en la mente de los que emigran. El anhelo de volver al país de origen es una característica básica de la emigración, especialmente al principio. Se trata del 'mito del retorno'. A medida que el emigrante se va integrando en la sociedad de acogida el deseo de volver se atenúa y, en algunos casos, se acaba descartando de forma definitiva.
Muchas veces la decisión de regresar la tomamos personas que hemos permanecido mucho tiempo fuera de España. Muchos se fueron sin familia y la han creado en el país de acogida, se han establecido nuevos lazos y redes sociales, se han adoptado nuevas costumbres, y siempre está el miedo a no reconocer el lugar del que un día se partió.
La llegada al nuevo país y su integración en él casi siempre es difícil, pero el retorno tampoco es fácil. A menudo, las expectativas previas al viaje de regreso se ven defraudadas y al emigrante se le hace evidente que el país y él mismo han cambiado, por lo que se puede decir que regresar es como emigrar de nuevo.

En general, se pueden establecer tres grupos de factores que influyen en la decisión de regresar:

1. En primer lugar, factores relacionados con el rechazo del lugar de destino.

2. En segundo lugar hay factores de carácter afectivo, que están relacionados con la familia, tanto en el lugar de destino como en el de origen. Por un lado está la implicación de la familia creada por el emigrante (cónyuge, hijos, nietos); así como la necesidad de atender a otros familiares, o la decisión de reagrupar a la familia. También tiene un papel importante la existencia y mantenimiento de vínculos familiares en el lugar de origen.

3. El tercer grupo de factores hace referencia a la existencia de vínculos con el lugar de origen: visitas frecuentes, inversión en bienes, conservación de bienes, o recuerdos positivos de las experiencias vividas y el tiempo pasado en el lugar del que proceden.

(a) Se trata de factores que tienen que ver con la situación socio-laboral y/o con problemas en el país de acogida. En algunos casos la decisión de regresar se toma cuando llega, o se acerca, la edad de jubilación; o bien cuando existen dificultades para encontrar o mantener un empleo.

(b) El segundo grupo de factores implica problemas de salud, que pueden estar influidos por el clima; dificultades de adaptación (por el propio clima, por el idioma, dificultades económicas, etc.

Una de las peculiaridades que compartimos casi todos los emigrantes españoles retornados –al menos cuando hemos vivido mucho tiempo fuera- es sentir en algún momento que tenemos dos patrias, dos tradiciones, dos historias, dos geografías, dos lenguas. En pocas palabras: dos identidades más o menos integradas y un sólo corazón dividido para siempre en dos pedazos, cada uno añorando los afectos de uno y otro lado del océano.
Si a esto sumamos la experiencia del retorno cuando ya no somos tan jóvenes ni tan fuertes, y cuando hemos abandonado "una vida hecha" en otro lugar para recomenzar a veces de cero en nuestra patria, entonces la situación se hace difícil. Hay que recordar que nosotros ya pasamos por la experiencia de ser inmigrantes dentro de otro país, y ahora nos enfrentamos a serlo también aquí –o al menos a ser tratados como tales- repitiendo el proceso de integración social, laboral y cultural.
El regreso siempre está presente en la mente de los que emigran. El anhelo de volver al país de origen es una característica básica de la emigración, especialmente al principio. Se trata del 'mito del retorno'. A medida que el emigrante se va integrando en la sociedad de acogida el deseo de volver se atenúa y, en algunos casos, se acaba descartando de forma definitiva.
Pintura de Rembrant: "El regreso del hijo pródigo"

LAS INMIGRANTES MALTRATADAS NO SERÁN EXPULSADAS

Las mujeres extranjeras que denuncien ser víctimas de violencia de género no serán expulsadas de España, así como los inmigrantes víctimas de redes de tráfico de seres humanos, según el borrador del Reglamento que desarrolla la Ley de Extranjería revelado el martes.

Las inmigrantes maltratadas no serán expulsadas de España

Esta es una de las principales novedades del futuro reglamento que según la secretaria de Estado de Inmigración, Anna Terrón, podría entrar en vigor en unos dos meses.

Las víctimas extranjeras de maltrato o redes clandestinas en situación irregular en España en el momento de la denuncia verán paralizado el procedimiento de expulsión a la espera de una resolución judicial o un informe del fiscal.

Durante ese tiempo podrá recibir un permiso de residencia y trabajo por circunstancias excepcionales por un periodo de hasta cinco años, y también podrá solicitar el mismo permiso para sus hijos mayores de 16 años.

"El reglamento extrema la protección de las personas que denuncien delitos de tráfico o malos tratos hasta que el juez determine", dijo Terrón en la presentación del borrador del reglamento en el Ministerio de Trabajo e Inmigración.
Se calcula que una cuarta parte de las mujeres que denuncian malos tratos son inmigrantes.

Además, el nuevo reglamento concederá los 'papeles' a los padres inmigrantes de niños nacidos en España podrán conseguir una residencia temporal por razones de arraigo familiar siempre y cuando el menor esté a su cargo y conviva con él.

También respetará la antigüedad de residencia de los inmigrantes que se marchen de España bien en programas de retorno o voluntariamente. Pasados tres años desde su regreso a su país de origen podrán volver a España a través de un procedimiento preferente y siempre que cuenten con un contrato de trabajo.

El reglamento, que cuenta con 200 artículos, introduce un mecanismo más ágil para atraer personal altamente cualificado e investigadores porque, como dijo la secretaria de Estado, "Alemania no es la única que quiere estos trabajadores", en referencia a la reciente oferta de la canciller alemana Angela Merkel de contratar a este tipo de empleados españoles.

Tras la presentación del reglamento se abre un periodo de 15 días para alegaciones antes de su aprobación definitiva por el Consejo de Ministros.

En España el número de residentes extranjeros asciende a algo más de 4,7 millones de personas, de las que casi 2,4 millones son extranjeros no comunitarios, según datos oficiales de diciembre.