MUJER INMIGRANTE Y VIOLENCIA DE GÉNERO



La mayor vulnerabilidad de la mujer inmigrante

Una de las características de las migraciones contemporáneas que ha cobrado especial relevancia ha sido el crecimiento de la participación de las mujeres. En la actualidad el 58% de las personas migrantes del mundo son mujeres.

Aunque esta tendencia a la feminización se advierte desde los años sesenta, en los últimos años se aprecia un cambio en el patrón tradicional de la migración femenina, de "asociativo" (reagrupada) a "autónoma", porque cada vez mas las mujeres migran solas.

No obstante, las mujeres extranjeras en peor situación son las que no pueden actuar con independencia. Las instituciones españolas no han tenido en cuenta una perspectiva de género a la hora de elaborar el marco legal y la Ley de Extranjería establece que la mujer reagrupada tendrá un permiso dependiente del marido que autoriza a la residencia pero no al trabajo.

Eso implica que se relega a la mujer inmigrante a practicar unos roles sociales centrados exclusivamente al cuidado del hogar y a la reproducción, cuando la sociedad está avanzando en otro sentido. Esta situación de dependencia de su marido dificulta su integración en la sociedad de acogida como un sujeto activo y con necesidades y proyectos propios, asi como la denuncia y la resolución de situaciones de violencia de género.

A pesar de que se ha hecho un gran avance en la protección jurídica con el Plan de Protección a la mujer extranjera de enero de 2009 (Ministerio de Igualdad), en la práctica las mujeres inmigrantes maltratadas se encuentran sin redes familiares y sociales de apoyo, muchas de ellas con barreras lingüísticas o culturales, con dependencia económica y afectiva de su agresor y con su autoestima deteriorada y aisladas, todo lo cual las pone en riesgo de exclusión social.
La violencia sexista contra las extranjeras en cifras

En España la población extranjera representa ya el 11,3% sobre el total de población residente, sin embargo, la proporción de mujeres extranjeras víctimas de violencia de género, al igual que la proporción de agresores extranjeros suponen una sobrerepresentación respecto al total de mujeres y hombres extranjeros en España (Ministerio de Igualdad).

Por lo que se refiere a la dimensión de la violencia de género en las mujeres extranjeras, de acuerdo con lo manifestado en la Macroencuesta sobre la violencia contra las mujeres (Instituto de la Mujer, 2006), las mujeres extranjeras declaran ser víctimas de violencia de género en mayor proporción que el resto de mujeres:
- El 12,1% de las mujeres extranjeras declaran haber sido maltratadas por su pareja o ex pareja alguna vez en la vida, frente a una media del 6% de maltrato declarado por las mujeres españolas.
- El 4,8% de las mujeres extranjeras declaran haber sido maltratadas por su pareja o ex pareja en el último año, frente a una media del 2% en las españolas.
- El 7,3% de las mujeres extranjeras habría salido del maltrato (sufrieron maltrato por su pareja o ex pareja alguna vez en la vida pero no en el último año).

Además, las cifras de la violencia de genero en la población extranjera han seguido una evolución creciente durante estos últimos años, circunstancia que tiene su origen en tres elementos fundamentales:

1. La desigualdad entre hombres y mujeres son más manifiestas en algunos de los lugares de origen de una parte de la población extranjera, lo que origina que recurrir a la violencia se viva con "normalidad" por agresores y víctimas.
2. Las especiales circunstancias en las que se encuentran aquí en muchas ocasiones las mujeres extranjeras, ya sea por la carencia de redes de parentesco o amistad o por depender de las de su agresor, originan una inseguridad y dificultad superior a la de las mujeres españolas a la hora de romper con la violencia.
3. El grupo de edad en que se recurre más a la violencia y a los homicidios, tanto en españoles como en extranjeros, es el comprendido entre los 20 y los 49 años, y mientras que este grupo en la población masculina española representa el 46,9%, en la extranjera es el 64%, circunstancia que indica que en la población extranjera hay más hombres en la edad que da lugar a más violencia contra la mujer, lo que se traduce en una mayor incidencia de casos.

Seis de cada diez inmigrantes muertas por violencia machista tienen origen en África o Latinoamérica, continentes donde son especialmente frecuentes ese tipo de crímenes. Si en África las agresiones a la mujer se han convertido en un arma utilizada en los múltiples conflictos étnicos, la violencia sexista es un problema endémico en Latinoamérica.

En México fueron asesinadas, en el año 2005, 6.000 mujeres. En Guatemala, con 12 millones de habitantes, lo fueron 400 mujeres en 2006, con un porcentaje mínimo de casos resueltos. En los barrios pobres de Ecuador el 60% aseguran sufrir o haber sufrido violencia por parte de su pareja. En el resto de países la situación no es muy distinta.

Por otra parte, se encuentran algunas resistencias en las mujeres extranjeras para el acceso a los recursos, como son el recelo de algunas de ellas que por motivos culturales se niegan a ser examinados por médicos varones al ser atendidas por lesiones físicas o psíquicas, así como la desconfianza ante la Policía u otras instituciones públicas.

En lo referente a las muertes por asesinato, el porcentaje de víctimas extranjeras del 2004 al 2008 ha pasado del 22,9% al 44,3%. Por su parte, en el mismo periodo, los agresores extranjeros han pasado de representar el 22,2% del total al 38,6% (Ministerio de Igualdad).

En cuanto a la cifra de denuncias interpuestas por violencia de género por mujeres extranjeras entre 2002 y 2007 la misma ha sido del 26,6% de las denuncias totales interpuestas, suponiendo en 2007 el 33,3% del total de denuncias ante las Fuerzas de Seguridad del Estado (Ministerio del Interior).

Por todo lo cual debe prestarse una atención especial a las mujeres extranjeras, quienes al hallarse en una situación de doble discriminación requieren de un esfuerzo adicional que mejore su calidad de vida e impida que queden en riesgo de exclusión social. A esos efectos se aprobó en enero de este año el Plan de Atención y Prevención de la violencia de genero en población extranjera inmigrante.
Relación de las creencias y los estereotipos de género con la violencia sexista
La socialización se inicia en el momento del nacimiento y perdura durante toda la vida. Es un proceso en el cual las personas en la interacción con otros aprenden e interiorizan los valores, las actitudes, las expectativas y los comportamientos característicos de la sociedad en la que han nacido y que le permiten desenvolverse en ella (Giddens, 2001).
Estas pautas socialmente compartidas regulan el comportamiento de todas las personas, que según las cumplan o no, tendrán sanciones o recompensas sociales. Estos mensajes provienen del sistema educativo, la familia, los medios de comunicación y la religión y tienden a asociar la masculinidad con el poder, la racionalidad y la vida pública y la feminidad con aspectos de la vida privada y la subordinación al hombre. De esta forma se recibe un mensaje androcéntrico, en el que lo masculino tiene más valor que lo femenino.

La socialización enseña la violencia de género mediante la misoginia y las creencias sexistas. El sexismo es un conjunto estructurado de creencias compartidas dentro de una cultura acerca de los atributos que deben poseer los hombres y las mujeres. Se define como una actitud dirigida a las personas en virtud de su pertenencia a un determinado sexo biológico en función del cual se asumen diferentes características y conductas que le corresponden a cada sexo y que describen a hombres y mujeres.

Los estereotipos de género sientan las bases para el desequilibrio de poder que se plantea En la relación de pareja, porque los comportarnientos son regulados por esta normativa cultural que legitima el uso de la fuerza como instrumento de poder. (UNIFEM,2000) Múltiples estudios señalan la vinculación entre los estereotipos rígidos de género y la perpretación de violencia. (Schissel, 2000; Schmidt et al, 2007; Moore et al, 2008)

Hoy en día, debido a los avances que han ocurrido en las últimas épocas, el sexismo se ha reconvertido hacia nuevas formas más encubiertas y sutiles y pasa más inadvertido, pero la realidad es que se sigue caracterizando por un tratamiento desigual hacia las mujeres.
Entre los autores que mejor han estudiado el sexismo se encuentran Glick & Fiske (1997), quienes lo entienden como una construcción social que incluye dos tipos de sexismo: el hostil y el benévolo, y ambos sirven para mantener el patriarcado.

Por otra parte, es un hecho ampliamente estudiado que las actitudes tolerantes hacia la violencia contra las mujeres es uno de los factores de riesgo socioculturales para la ocurrencia de maltrato. Muchos estudios se han llevado a cabo a lo largo de estos años y entre los predictores más importantes de estas actitudes se encuentran el género y las actitudes de rol de género. (Vandello & Cohen, 2008; García-Moreno, OMS, 2005; UNIFEM, 2000, Sanmartín, Farnós, Capel y Molina, 2000; Heise, 1998).

En suma, las creencias sobre los roles de género, sobre la subordinación de las mujeres a los varones, sobre la restricción de los derechos de las mujeres y en apoyo a la dominación masculina están relacionadas con la tendencia a culpabilizar a la víctima, a legitimar las actitudes y comportamientos de los maltratadores y a sostener mitos sobre la violencia de género.

Las justificaciones culturales de la violencia generalmente se desprenden de las ideas tradicionales de los roles que corresponden a los hombres y a las mujeres. Muchas prácticas culturales que implican una fuerte discriminación hacia la mujer, llegando a ocasionar daños físicos, o incluso la muerte son justificadas con normas culturales.

La OPS señala que tienen influencia en los niveles de violencia contra la mujer las normas sociales relacionadas con la vida íntima familiar y con la autoridad masculina sobre las mujeres. Advierte también que la violencia contra la pareja suele alcanzar el punto más alto cuando las mujeres empiezan a desempeñar papeles no tradicionales o entran a formar parte de la fuerza de trabajo.


Los estereotipos de género rígidos aumentan la probabilidad de que el hombre maltrate a la mujer (Heise, 1998) sobre todo si se asocia la masculinidad con características de poder, autoridad y dureza, en las que el honor masculino prevalece sobre los derechos de la mujer .

En muchos países en desarrollo, las mujeres a menudo están de acuerdo con la idea de que los hombres tienen el derecho de disciplinar a sus esposas, si es necesario por la fuerza. Esto se hace evidente en las creencias y estereotipos de rol de género que sostienen muchas mujeres inmigrantes y tiene claras consecuencias negativas en cuanto a la capacidad de estas mujeres para protegerse.

Referencias bibliográficas en la web: PsychINFO Database
Foto: "La madre emigrante" de Dorothea Lange

DIFICULTADES PSICOLÓGICAS Y SOCIALES DE LA MIGRACIÓN

La experiencia de migrar, es un tránsito desgarrador y límite. Exige un trabajo intrapsíquico para poder procesar las cosas valiosas que se pierden y las nuevas a incorporar. Cada migración tiene características particulares dejando su marca. Es un desgarro con sensación de perderse a sí mismo, para volver a encontrarse de otra manera.

Se considera que hay siete duelos importantes a elaborar por las pérdidas de la migración:
1. el duelo por la familia y los amigos,
2. el duelo por la lengua,
3. el duelo por la cultura,
4. el duelo por la tierra,
5. el duelo por el estatus,
6. el duelo por el contacto con el grupo de origen que aporta la identidad
7. el duelo por los riesgos físicos que se enfrentan.

Este cambio que atraviesa todos los aspectos de la vida comporta una serie de tensiones y pérdidas a las que se denomina "duelo".
Se entiende por duelo el proceso de reorganización de la personalidad que tiene lugar cuando se pierde algo que es significativo para el sujeto.
  • reelaboración de los vínculos afectivos
  • elaboración de duelos por lo perdido
  • pérdida del sentimiento de identidad
  • falta de referentes afectivos y sociales
  • falta de reconocimiento y de reforzadores positivos
  • nostalgia
  • desarraigo
  • sensación de desamparo
  • temor a la miseria
  • pérdidas materiales
  • Pocos cambios, de entre los muchos a los que debe adaptarse un ser humano a lo largo de su vida, son tan amplios y complejos como los que tienen lugar en la migración.

    Prácticamente todo lo que rodea a la persona que emigra cambia: desde aspectos tan básicos como la alimentación o las relaciones familiares y sociales, hasta el clima, a veces la lengua, la cultura, el estatus. Podemos decir que alrededor de la persona que emigra pocas cosas son ya como antes.
    Pintura de Van Gogh.

    EL DUELO MIGRATORIO



    Es necesario diferenciar dentro de la elaboración del duelo migratorio, tres tipos:
    • El duelo simple: es aquel que se da en buenas condiciones y que puede ser elaborado.
    • El duelo complicado: cuando existen serias dificultades para la elaboración del duelo
    • El duelo extremo: es tan problemático que no es elaborable, dado que supera las capacidades de adaptación del sujeto. Este sería el duelo llamado Síndrome de Ulises.

    Joseba Achotegui, psiquiatra y profesor de la Universidad de Barcelona, acuñó el término "Síndrome de Ulises" para explicar el conjunto de síntomas que aparecen generalmente en el duelo migratorio extremo. El Síndrome del Inmigrante con Estrés Crónico y Múltiple o Síndrome de Ulises es el conjunto de síntomas que conforman este Síndrome (llamado así por el héroe griego de La Odisea).

    El Síndrome del Inmigrante con Estrés Crónico y Múltiple
    Definiendo términos, entendemos por estrés "un desequilibrio sustancial entre las demandas ambientales percibidas y las capacidades de respuesta del sujeto". Teniendo en cuenta el proceso de duelo al que nos referimos anteriormente, se puede establecer una relación entre ambos conceptos puesto que "el duelo es un estrés prolongado e intenso".
    El Síndrome de Ulises se presentaría en aquellos migrantes que estaban sanos y que viviendo los estresores de la situación migratoria desarrollan una serie de síntomas tales como tristeza, nerviosismo, confusión, preocupación obsesiva e insomnio.Se caracteriza, por un lado, porque la persona padece unos determinados estresores o duelos y, por otro lado, porque aparecen un amplio conjunto de síntomas psíquicos y somáticos.

    Referencias bibliográficas en Google Search.
    Pintura de Lora Shelley.

    REELABORACIÓN DE LOS VÍNCULOS AFECTIVOS


    En el caso de la emigración tendría que ver con la reelaboración de los vínculos que la persona ha establecido con el país de origen (personas, cultura, paisajes...), los cuales se constituyeron durante las primeras etapas de la vida y que han jugado un papel muy importante en la estructuración de su personalidad. Al marchar, el emigrante tiene que mantenerlos porque a través de ellos se expresa su personalidad y su identidad como persona y, a la vez, para adaptarse al país de acogida, debe poner en marcha nuevos vínculos.

    Las dificultades se acentúan cuando la migración se realiza en malas circunstancias: por problemas del ambiente se pueden presentar problemas psicológicos debidos a una elaboración patológica del duelo. A menor consistencia y elaboración del proyecto migratorio, más difícil será la elaboración del duelo.
    Algunos aspectos importantes a tener en cuenta:
    Primero el aspecto de la pérdida, no hay migración sin ella, y el sentimiento de desamparo que la acompaña. Se atraviesan períodos de desarraigo e intentos de adaptación con resultados diversos, acompañados de la inevitable nostalgia por lo perdido.

    Además para poder integrarse a la nueva comunidad se renuncia por un tiempo, a una parte de su individualidad, como cultura y costumbres. Una gran dificultad, es no encontrar "su lugar" en el nuevo país, la falta de reconocimiento de los demás como tenía antes de partir, por lo que se da una falta de reforzadores positivos, acompañado en ocasiones por temor a la miseria y desamparo.

    Es necesario el procesamiento de los inevitables sentimientos de ambivalencia, idealización y denigración, tanto de lo dejado como de loofrecido en el nuevo sitio.
    La experiencia de migrar, es un tránsito desgarrador y límite. Exige un trabajo intrapsíquico para poder procesar las cosas valiosas que se pierden y las nuevas a incorporar. Cada migración tiene características particulares dejando su marca. Es un desgarro con sensación de perderse a sí mismo, para volver a encontrarse de otra manera.

    La migración amenaza el sentido de identidad. Cambiar de residencia implica el ingreso a un territorio desconocido, y se deben realizar y anticipar funciones nuevas. Todo esto obliga a apelar a referentes internos para no desorganizarse.
    Son muchos y muy complejos los fenómenos que se producen con la migración y la inserción en una nueva comunidad, y muchas las dificultades que esto trae aparejado en el orden personal y familiar. Señalaré algunos:

    a. Alto nivel de estrés personal y familiar por la necesidad contrapuesta de:

    * aprender cuáles son las modalidades de percepción de la nueva comunidad a fin de ser aceptados relacionados con el proceso de adaptación a nuevas costumbres, nuevos códigos o convenciones sociales, variaciones de la lengua, etc

    * el deseo interno de conservar las costumbres propias

    b. Ambivalencia en los comportamientos

    c. Ambivalencia de sentimientos entre los miembros de la familia, tanto de los que se van como de los que se quedan. Culpa, esperanza, rabia, tristeza. Todo se mezcla.
    d. Problemas de identidad, a veces con la vivencia de que la mente está en un país y el cuerpo en otro, o incluso que no se "pertenece" a ninguna parte. El sentimiento de identidad es la sensación subjetiva de mismidad y continuidad del yo, la cual se ubica también en relación a la cultura; cuando ésta cambia es necesaria una acumulación de recursos de crecimiento para que el desarrollo de la identidad del yo continúe.

    e.El desmembramiento de la familia extensa y la vivencia de pérdida de las raíces trae aparejados sentimientos de abandono, de carencia, de desamparo. Pérdida de modelos de identificación.
    f. El migrante debe hacer una reelaboración de los vínculos que ha establecido con el país de origen (personas, cultura, paisajes...), los cuales se constituyeron durante las primeras etapas de la vida y que han estructurado su personalidad. Al marchar, el emigrante tiene que mantenerlos porque a través de ellos se expresa su personalidad y su identidad como persona y, a la vez, para adaptarse al país de acogida, debe poner en marcha nuevos vínculos.

    g.Falta de reforzadores positivos. Para poder integrarse a la nueva comunidad la persona migrante renuncia por un tiempo, a una parte de su individualidad, como su cultura y costumbres. Una gran dificultad, es no encontrar "su lugar" en el nuevo país, la falta de reconocimiento de los demás como tenía antes de partir donde recibía reforzadores positivos, todo esto acompañado en ocasiones de temor a la miseria y al desamparo.

    Migrar no es sólo trasladarse de un lugar geográfico a otro, de un país a otro cercano o lejano, también es una trabajosa vicisitud, que atraviesa toda nuestra existencia mientras la transitamos. Es una experiencia traumática, cuya elaboración va a depender de los recursos con que cuenta cada sujeto, que deja efectos profundos y duraderos.
    En el caso del emigrante que retorna, se repiten estas situaciones y es necesario hacer el proceso de reelaboración de estos sentimientos, que se reeditan con la nueva migración, un proceso que quizás quedó en suspenso desde su primera migración.

    EMIGRANTE RETORNADO: DOS VECES INMIGRANTE


    En muchos casos la emigración se plantea como una estancia temporal hasta que puedan resolverse las cuestiones que la provocan. Pero la realidad que el emigrante se encuentra en el país de acogida, lo que éste le ofrece y los cambios que su vida va experimentando durante ese tiempo hacen que la estancia se prolongue mucho más tiempo del previsto, e incluso de por vida.

    Una de las peculiaridades que compartimos casi todos los emigrantes españoles retornados –al menos cuando hemos vivido mucho tiempo fuera- es sentir en algún momento que tenemos dos patrias, dos tradiciones, dos historias, dos geografías, dos lenguas.

    Porque los emigrantes casi nunca deciden quedarse, sino que "'se van quedando" hasta que el juego de la vida les muestre una mejor baza.
    En pocas palabras: dos identidades más o menos integradas y un sólo corazón dividido para siempre en dos pedazos, cada uno añorando los afectos de uno y otro lado del océano.
    Si a esto sumamos la experiencia del retorno cuando ya no somos tan jóvenes ni tan fuertes, y cuando hemos abandonado "una vida hecha" en otro lugar para recomenzar a veces de cero en nuestra patria, entonces la situación se hace difícil. Hay que recordar que nosotros ya pasamos por la experiencia de ser inmigrantes dentro de otro país, y ahora nos enfrentamos a serlo también aquí –o al menos a ser tratados como tales- repitiendo el proceso de integración social, laboral y cultural.
    El regreso siempre está presente en la mente de los que emigran. El anhelo de volver al país de origen es una característica básica de la emigración, especialmente al principio. Se trata del 'mito del retorno'. A medida que el emigrante se va integrando en la sociedad de acogida el deseo de volver se atenúa y, en algunos casos, se acaba descartando de forma definitiva.
    Muchas veces la decisión de regresar la tomamos personas que hemos permanecido mucho tiempo fuera de España. Muchos se fueron sin familia y la han creado en el país de acogida, se han establecido nuevos lazos y redes sociales, se han adoptado nuevas costumbres, y siempre está el miedo a no reconocer el lugar del que un día se partió.
    La llegada al nuevo país y su integración en él casi siempre es difícil, pero el retorno tampoco es fácil. A menudo, las expectativas previas al viaje de regreso se ven defraudadas y al emigrante se le hace evidente que el país y él mismo han cambiado, por lo que se puede decir que regresar es como emigrar de nuevo.

    En general, se pueden establecer tres grupos de factores que influyen en la decisión de regresar:

    1. En primer lugar, factores relacionados con el rechazo del lugar de destino.

    2. En segundo lugar hay factores de carácter afectivo, que están relacionados con la familia, tanto en el lugar de destino como en el de origen. Por un lado está la implicación de la familia creada por el emigrante (cónyuge, hijos, nietos); así como la necesidad de atender a otros familiares, o la decisión de reagrupar a la familia. También tiene un papel importante la existencia y mantenimiento de vínculos familiares en el lugar de origen.

    3. El tercer grupo de factores hace referencia a la existencia de vínculos con el lugar de origen: visitas frecuentes, inversión en bienes, conservación de bienes, o recuerdos positivos de las experiencias vividas y el tiempo pasado en el lugar del que proceden.

    (a) Se trata de factores que tienen que ver con la situación socio-laboral y/o con problemas en el país de acogida. En algunos casos la decisión de regresar se toma cuando llega, o se acerca, la edad de jubilación; o bien cuando existen dificultades para encontrar o mantener un empleo.

    (b) El segundo grupo de factores implica problemas de salud, que pueden estar influidos por el clima; dificultades de adaptación (por el propio clima, por el idioma, dificultades económicas, etc.

    Una de las peculiaridades que compartimos casi todos los emigrantes españoles retornados –al menos cuando hemos vivido mucho tiempo fuera- es sentir en algún momento que tenemos dos patrias, dos tradiciones, dos historias, dos geografías, dos lenguas. En pocas palabras: dos identidades más o menos integradas y un sólo corazón dividido para siempre en dos pedazos, cada uno añorando los afectos de uno y otro lado del océano.
    Si a esto sumamos la experiencia del retorno cuando ya no somos tan jóvenes ni tan fuertes, y cuando hemos abandonado "una vida hecha" en otro lugar para recomenzar a veces de cero en nuestra patria, entonces la situación se hace difícil. Hay que recordar que nosotros ya pasamos por la experiencia de ser inmigrantes dentro de otro país, y ahora nos enfrentamos a serlo también aquí –o al menos a ser tratados como tales- repitiendo el proceso de integración social, laboral y cultural.
    El regreso siempre está presente en la mente de los que emigran. El anhelo de volver al país de origen es una característica básica de la emigración, especialmente al principio. Se trata del 'mito del retorno'. A medida que el emigrante se va integrando en la sociedad de acogida el deseo de volver se atenúa y, en algunos casos, se acaba descartando de forma definitiva.
    Pintura de Rembrant: "El regreso del hijo pródigo"

    BREVE HISTORIA DE LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA


    La historia de España está marcada por el fenómeno de la emigración. Esta emigración determinó la fragmentación del país y de su gente, dividiendo las familias, los afectos, los roles, las geografías, los hábitos y los entornos culturales.

    Hoy nos enfrentamos con el hecho inverso que es el retorno. El retorno reclama a nivel social un reacomodamiento. La sociedad tiene que prepararse para incorporar y asumir el retorno de sus ciudadanos emigrados.

    Desde el siglo XIX España emigra. Primero con rumbo a América, donde había trabajo, riqueza, territorios. Luego, en el siglo XX se dirige a los países industrializados de Europa, a donde aporta mano de obra poco cualificada para la industria y los servicios.

    El gobierno del país fomentó la emigración hacia América a partir de 1853, y al final del siglo se habían ido medio millón de personas, cifra que en ese momento representaba el 20% de su población.

    "Este vaise i aquel vaise,
    e todos, todos se van,
    Galicia, sin homes quedas
    que te poidan traballar.
    Tés, en cambio, orfos e orfas
    e campos de soledad,
    e nais que non teñen fillos
    e fillos que non tén pais.
    E tés corazóns que sufren
    longas ausencias mortás,
    viudas de vivos e mortos
    que ninguén consolará".

    (ROSALÍA DE CASTRO, "FOLLAS NOVAS", 1880)
    La integración de los españoles fue buena, desarrollaron muchas iniciativas, y fuereconocida su laboriosidad. Crearon comercios, servicios y pequeñas industrias en los países en los que se establecieron, generalmente, de forma definitiva. Fundaron asimismo Sociedades de Socorro Mutuo que aún hoy perviven.
    Como consecuencia de la Guerra Civil otro medio millón de personas salen del país. La corriente migratoria se reanuda a partir de 1940, y durante veinte años (hasta 1960) salen hacia América unos 32.000 ciudadanos al año, alcanzando una cifra superior a los 600.000.

    Según los últimos datos del Censo Electoral de Españoles Residentes en el Extranjero (CERA) del 1 de Octubre de 2008, la población de españoles residentes en el exterior se sitúa en 1.233.568 personas. De las cuales, el 54,37% reside en Latinoamérica. Concretamente, en América Latina residen 670.633 españoles, concentrándose principalmente, en seis países: Argentina, Venezuela, Brasil, México, Uruguay y Cuba.

    A partir de 1960 y hasta 1973, la emigración da un profundo giro, dirigiéndose entonces los españoles hacia los países europeos.

    Como dato significativo hay que señalar que importantes ingresos económicos entraron a España durante esos años procedentes del ahorro de sus emigrantes, cifra que superó la correspondiente a la exportación del país.
    Ref. bibliog. en Google Search.
    Fotos de Manuel Ferrol, "el fotógrafo de la emigración"

    CARACTERISTICAS Y NECESIDADES DE LOS RETORNADOS-AS



    Diversas son las motivaciones por las cuales las personas regresan a su lugar de origen, pero pueden apreciarse dos situaciones diferentes: hay emigrantes que retornan una vez terminada su vida laboral en el país de acogida, y hay otros que regresan porque en estos países han cambiado dramáticamente las expectativas económicas que les llevaron a emigrar.

    1. Retornados en situación de retiro

    1. Retornados que deben incorporarse al mercado laboral

    Por lo tanto, se puede diferenciar un grupo que se caracteriza por tener más de sesenta años, que retorna con el objetivo de obtener una pensión, y por otra parte, una segunda generación de emigrantes, nacidos aquí o en el exterior, pero que conservan la nacionalidad española, descendientes que han mantenido vivas sus señas de identidad. El emigrante retornado suele venir acompañado de la familia.

    En cifras, los mayores de 65 años suponen un 52%; los mayores de 45 y menores de 65 años representan un 31%, y los menores de 45 años, un 17%. Entre los retornados de este sector (30 a 45 años) encontramos dificultades de integración cultural, observando discriminación a la hora de acceder a un empleo (cabe señalar que los retornados de América que vivieron fuera mucho tiempo hablan con acento latino y traen culturas distintas) (datos de la Consellería de Emigración y Cooperación Exterior de la Xunta de Galicia).

    En el primer caso, la principal preocupación del emigrante retornado reside en la reinserción social y cultural (más o menos dificultosa, dependiendo de la frecuencia de sus visitas al país, mientras estuvo en la emigración) y también en los problemas que puedan surgir en relación con la percepción de su pensión de jubilación, o con la asistencia sanitaria.

    Sin embargo, en el segundo caso, el retornado precisa encontrar un nuevo empleo en España o, al menos, una protección social suficiente para subsistir. En cuanto a la situación de los retornados en España, hay un hecho constatado que es el enorme incremento que se ha producido, sobre todo en 2001, de los retornados de Argentina, el país en el que hay más españoles después de España.

    Muchos retornados, al comparar la situación laboral al regreso se sienten defraudados, pues les resulta muy difícil encontrar trabajo. Se plantea como esencial por lo tanto el problema de la inserción laboral.

    Los retornados y retornadas, a pesar de tener bases comunes se diferencian por el país de acogida de donde proceden, siendo diferentes las problemáticas de los procedentes de Europa o los que vienen de América, pero todos tienen la gran tarea de integrarse plenamente en su tierra frente a esta situación de retorno.

    PROBLEMAS PRÁCTICOS QUE DEBEN AFRONTAR LOS RETORNADOS (AS)

    Muchos de los que proceden de América realizan su retorno en situación de precariedad económica, dificultando esto su integración posterior. En muchos casos no ha habido una información correcta en los consulados de los países de residencia. Una mejor información mejoraría las condiciones de la vuelta, o por lo menos daría conocimientos con los cuales tomar una decisión más acertada o adecuada a la realidad de la España actual (no la que dejaron…). En otros casos, las crisis políticas y económicas de los países de acogida los forzaron a salir apresuradamente y no tuvieron tiempo de planificar.

    Otro problema es la falta de vivienda, que en Cataluña, específicamente, es muy serio. Muchos españoles retornados deben terminar alquilando habitaciones en pisos compartidos a altos precios y malas condiciones. El Patronato Municipal de la Vivienda está concertando entrevistas para inscribirse para dentro de varios meses.
    Asimismo hay quienes se encuentran en la situación de carecer de aportaciones a la Seguridad Social que les permita jubilarse, o no tienen derecho a otra protección social una vez se les agota el subsidio de retornado, salvo la posibilidad de tramitar la renta activa de inserción o la renta mínima de inserción.
    Otra dificultad que enfrentan es que en los casos en que la Comunidad Autónoma tenga una lengua diferente del castellano también deben aprender el idioma a nivel oral y escrito para acceder a un empleo.
    Es un colectivo con características diversas, como son la edad, educación, recursos económicos, lugar de procedencia, que tiene en común esta tarea de reinserción.

    Es de señalar la dificultad de inserción de los retornados en el mercado laboral, teniendo que realizar generalmente cursos de formación o reciclaje para adecuarse a esta realidad. Asimismo encuentran problemas de convalidación de sus títulos académicos profesionales y de los certificados de minusvalía expedidos en los países de acogida.

    EL RETORNO EN LA ÚLTIMA DÉCADA


    Desde 1973, los españoles comenzaron a retornar a un promedio de 70.000 al año. Las salidas son escasas y para trabajos temporales (alrededor de 1.000 españoles por año). La población española que vive en Europa reside fundamentalmente en Francia, Alemania y Suiza. Los residentes en Latinoamérica se concentran básicamente en Argentina, Venezuela, Brasil y Uruguay.
    El retorno de estos españoles ha sido constante durante toda la década de los años ochenta y los noventa. En esta década fueron 306.182 los retornados (la quinta parte de la colonia extranjera).Desde 1999 ha habido también un fuerte aumento en el retorno de los residentes de Latinoamérica.
    El Instituto Nacional de Estadística ofrece la cifra de 227.111 retornos entre 1991 y 2001. Una de las hipótesis que maneja el Instituto Nacional de Estadística en cuanto al futuro del regreso a España de los emigrantes en el conjunto de los países receptores en sus proyecciones 1991-2050 "es el supuesto de un flujo anual de entradas del exterior constante e igual a 35 mil personas, durante todo el período de proyección, de acuerdo con las cifras que se han venido registrando (agosto de 2001)".

    A la hora de actualizar este análisis de los retornos (diciembre de 2009), nos encontramos con que el INE acertó en sus previsiones. El siguiente es el cuadro de emigrantes retornados de los últimos años (Fuente: M. de Trabajo e Inmigración-Anuario)

    En el año 2001, los retornados de América Central y del Sur supusieron un 46% del total. Se pasó de 1.501 regresos en 1999 a 6.539 en 2001. En el año 2001 retornaron 47.788 personas, de los cuales 24.526 procedían de América. (Dirección General de Ordenación de las Migraciones).


    Actualmente, el perfil del emigrante retornado empieza a cambiar. Si el "retorno natural" solía referirse a emigrantes que ya habían alcanzado la edad de jubilarse, ahora el fenómeno se extiende a descendientes de primera y segunda generación. Son personas que por sus orígenes familiares tienen derecho a la nacionalidad.
    Tras la inclusión en el año 2008 de una disposición adicional en la ley de memoria histórica para ampliar la nacionalidad a los nietos de exiliados, se pronosticó una auténtica avalancha de solicitudes ya que el Gobierno calculaba que en todo el mundo habría 1,5 millones de potenciales beneficiarios. Sin embargo, la medida no ha tenido las repercusiones previstas, como reconocen fuentes del Ministerio de Trabajo e Inmigración. Hasta el pasado mes de junio sólo se habían aprobado 26.000 solicitudes.

    Esta cantidad limitada puede ser debida a las "restricciones" temporales introducidas en la norma, que sólo reconoce el derecho a la nacionalidad a aquellos nietos o hijos de españoles que salieran del país entre los años 1936 y 1955.
    Es indispensable una elaboración adecuada de la migración para que no adquiera un carácter traumático; una migración se re-significa permanentemente y en ese sentido ella se extiende a lo largo de la vida.
    Referencias en Google Search.
    Fotos: Diario El Mundo, Los nietos de la España Peregrina.

    INMIGRANTES NUEVAMENTE: EXTRANJEROS EN SU TIERRA


    Y al cabo de muchos años
    Estaban de vuelta en su tierra de origen,
    Y nunca habían olvidado nada.
    Ni al irse, ni al estar, ni al volver:
    Nunca habían olvidado nada.
    Y ahora tenían dos memorias
    Y tenían dos patrias.
    (EDUARDO GALEANO)


    La migración siempre supone un punto de inflexión en la vida de una persona por mucho que vaya unida a la esperanza de mejorar, y la experiencia del emigrante retornado es doblemente difícil, porque por momentos pensará su situación como un fracaso personal, haciendo un balance de lo poco que consiguió tras el esfuerzo de años, sufriendo que quien lo discrimina sea su propio paisano, y que la tan idealizada "madre patria" a la que se ansiaba volver, resulte muchas veces una madrastra que no lo comprende o lo trata como a un extraño al que no reconoce como hijo propio.

    En realidad, el retornado que haya residido mucho tiempo fuera, vuelve con pocas esperanzas y busca más bien acabar su vida en condiciones dignas, salvo que tenga aún edad de incorporarse al mercado laboral o se trate de descendientes del retornado.

    En síntesis, la migración habitualmente es una situación de crisis generada por factores externos que impelen a las personas a buscar otros destinos. Como tal es un acontecimiento traumático y de peligro, porque somete a la persona a muchas pérdidas y sufrimientos, afectando todos los aspectos de su vida.

    Las y los retornados ya pasaron por todo esto. Y con el retorno se encuentran repitiendo la experiencia, porque a veces son tratados como ciudadanos de segunda, con derechos en los papeles, pero discriminados en los hechos.

    Se trata de encontrar caminos. Las y los retornados estamos buscando un lugar. Diferente del que dejamos, aunque sea el mismo. También el retornado es diferente, aunque sea el mismo. Es bueno pensar que trae una riqueza de conocimientos y experiencia acumulados en sus viajes que puede ser útil en este medio, y que seguramente tiene deseos de compartir.

    Plan de "RETORNO VOLUNTARIO" para los inmigrantes no comunitarios

    LAS HISTORIAS SON CIRCULARES...



    ** El Plan pretende incentivar a los inmigrantes desempleados a que regresen a sus países
    ** Corbacho destaca que se trata de una medida "voluntaria"
    ** Se hará efectivo a finales de octubre o principios de noviembre
    ** La propuesta consiste en adelantar a los inmigrantes un 40 % del paro
    **Percibirían el resto un mes después de llegar a su país
    ** Tendrán que esperar tres años antes vivir y trabajar de nuevo en España


    RTVE.es MADRID 19.09.2008

    El Gobierno ha aprobado este viernes en Consejo de Ministros el llamado Plan de Ayuda al Retorno Voluntario, con el que pretende animar a los inmigrantes desempleados a que regresen a sus países después de cobrar un subsidio y que será efectivo a partir de finales de octubre o principios de noviembre.

    El decreto contempla el abono "acumulado y de forma anticipada" del subsidio de desempleo a los extranjeros no comunitarios que se acojan al Plan.

    El Gobierno ha afirmado que se pretende favorecer el desarrollo de los países de origen mediante el retorno de personas cualificadas, con experiencia profesional, y también con ciertos recursos para continuar trabajando allí. En comparencia posterior al Consejo, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, ha destacado que se trata de una medida "voluntaria" y que con la aprobación de este decreto se cumple una de las promesas del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante su discurso de investidura.


    Adelanto del paro

    La propuesta consiste en que los inmigrantes no comunitarios que se acojan al plan perciban un adelanto del 40 % de su prestación de desempleo antes de abandonar España y el resto un mes después de llegar a su país, pero tendrán que esperar tres años antes de volver a solicitar autorización para vivir y trabajar de nuevo en España.

    Corbacho ha destacado que el retorno de un inmigrante a España después de acogerse al plan no provoca la pérdida de los derechos obtenidos anteriormente.Las condiciones que el ministro de trabajo ha expuesto para poder acogerse a este plan son dos: ser un inmigrante extracomunitario y provenir de uno de los 19 países que tienen acuerdo con la Seguridad Social española.El Gobierno estima que unos 100.000 inmigrantes de estos 19 países, en su mayoría marroquíes, ecuatorianos y colombianos, podrían acogerse a esta medida, adoptada en momentos en que la economía de España vive una situación de estancamiento y un futuro de debilidad en su crecimiento.


    Una medida esperada

    En su comparecencia el Congreso de los Diputados, el pasado 26 de mayo, el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, ya había anunciado que su Departamento aprobaría el plan de ayuda al retornado .

    Corbacho ha defendido que este programa "debe verse como una oportunidad para el inmigrante y no como una discriminación".

    De los 46,06 millones de personas censadas en España al 1 de enero de 2008, más de cinco millones son extranjeros, lo que supone una proporción del 11,3 % sobre el total, según cifras oficiales. Entre los residentes de países que no pertenecen a la UE, los marroquíes son los más numerosos (644.688), junto con los ecuatorianos (420.110) y los colombianos (280.705).

    LAS INMIGRANTES MALTRATADAS NO SERÁN EXPULSADAS

    Las mujeres extranjeras que denuncien ser víctimas de violencia de género no serán expulsadas de España, así como los inmigrantes víctimas de redes de tráfico de seres humanos, según el borrador del Reglamento que desarrolla la Ley de Extranjería revelado el martes.

    Las inmigrantes maltratadas no serán expulsadas de España

    Esta es una de las principales novedades del futuro reglamento que según la secretaria de Estado de Inmigración, Anna Terrón, podría entrar en vigor en unos dos meses.

    Las víctimas extranjeras de maltrato o redes clandestinas en situación irregular en España en el momento de la denuncia verán paralizado el procedimiento de expulsión a la espera de una resolución judicial o un informe del fiscal.

    Durante ese tiempo podrá recibir un permiso de residencia y trabajo por circunstancias excepcionales por un periodo de hasta cinco años, y también podrá solicitar el mismo permiso para sus hijos mayores de 16 años.

    "El reglamento extrema la protección de las personas que denuncien delitos de tráfico o malos tratos hasta que el juez determine", dijo Terrón en la presentación del borrador del reglamento en el Ministerio de Trabajo e Inmigración.
    Se calcula que una cuarta parte de las mujeres que denuncian malos tratos son inmigrantes.

    Además, el nuevo reglamento concederá los 'papeles' a los padres inmigrantes de niños nacidos en España podrán conseguir una residencia temporal por razones de arraigo familiar siempre y cuando el menor esté a su cargo y conviva con él.

    También respetará la antigüedad de residencia de los inmigrantes que se marchen de España bien en programas de retorno o voluntariamente. Pasados tres años desde su regreso a su país de origen podrán volver a España a través de un procedimiento preferente y siempre que cuenten con un contrato de trabajo.

    El reglamento, que cuenta con 200 artículos, introduce un mecanismo más ágil para atraer personal altamente cualificado e investigadores porque, como dijo la secretaria de Estado, "Alemania no es la única que quiere estos trabajadores", en referencia a la reciente oferta de la canciller alemana Angela Merkel de contratar a este tipo de empleados españoles.

    Tras la presentación del reglamento se abre un periodo de 15 días para alegaciones antes de su aprobación definitiva por el Consejo de Ministros.

    En España el número de residentes extranjeros asciende a algo más de 4,7 millones de personas, de las que casi 2,4 millones son extranjeros no comunitarios, según datos oficiales de diciembre.