
En el caso de la emigración tendría que ver con la reelaboración de los vínculos que la persona ha establecido con el país de origen (personas, cultura, paisajes...), los cuales se constituyeron durante las primeras etapas de la vida y que han jugado un papel muy importante en la estructuración de su personalidad. Al marchar, el emigrante tiene que mantenerlos porque a través de ellos se expresa su personalidad y su identidad como persona y, a la vez, para adaptarse al país de acogida, debe poner en marcha nuevos vínculos.
Las dificultades se acentúan cuando la migración se realiza en malas circunstancias: por problemas del ambiente se pueden presentar problemas psicológicos debidos a una elaboración patológica del duelo. A menor consistencia y elaboración del proyecto migratorio, más difícil será la elaboración del duelo.
Algunos aspectos importantes a tener en cuenta:
Primero el aspecto de la pérdida, no hay migración sin ella, y el sentimiento de desamparo que la acompaña. Se atraviesan períodos de desarraigo e intentos de adaptación con resultados diversos, acompañados de la inevitable nostalgia por lo perdido.
Además para poder integrarse a la nueva comunidad se renuncia por un tiempo, a una parte de su individualidad, como cultura y costumbres. Una gran dificultad, es no encontrar "su lugar" en el nuevo país, la falta de reconocimiento de los demás como tenía antes de partir, por lo que se da una falta de reforzadores positivos, acompañado en ocasiones por temor a la miseria y desamparo.
Es necesario el procesamiento de los inevitables sentimientos de ambivalencia, idealización y denigración, tanto de lo dejado como de loofrecido en el nuevo sitio.
La experiencia de migrar, es un tránsito desgarrador y límite. Exige un trabajo intrapsíquico para poder procesar las cosas valiosas que se pierden y las nuevas a incorporar. Cada migración tiene características particulares dejando su marca. Es un desgarro con sensación de perderse a sí mismo, para volver a encontrarse de otra manera.
La migración amenaza el sentido de identidad. Cambiar de residencia implica el ingreso a un territorio desconocido, y se deben realizar y anticipar funciones nuevas. Todo esto obliga a apelar a referentes internos para no desorganizarse.
Son muchos y muy complejos los fenómenos que se producen con la migración y la inserción en una nueva comunidad, y muchas las dificultades que esto trae aparejado en el orden personal y familiar. Señalaré algunos:
a. Alto nivel de estrés personal y familiar por la necesidad contrapuesta de:
* aprender cuáles son las modalidades de percepción de la nueva comunidad a fin de ser aceptados relacionados con el proceso de adaptación a nuevas costumbres, nuevos códigos o convenciones sociales, variaciones de la lengua, etc
* aprender cuáles son las modalidades de percepción de la nueva comunidad a fin de ser aceptados relacionados con el proceso de adaptación a nuevas costumbres, nuevos códigos o convenciones sociales, variaciones de la lengua, etc
* el deseo interno de conservar las costumbres propias
b. Ambivalencia en los comportamientos
c. Ambivalencia de sentimientos entre los miembros de la familia, tanto de los que se van como de los que se quedan. Culpa, esperanza, rabia, tristeza. Todo se mezcla.
d. Problemas de identidad, a veces con la vivencia de que la mente está en un país y el cuerpo en otro, o incluso que no se "pertenece" a ninguna parte. El sentimiento de identidad es la sensación subjetiva de mismidad y continuidad del yo, la cual se ubica también en relación a la cultura; cuando ésta cambia es necesaria una acumulación de recursos de crecimiento para que el desarrollo de la identidad del yo continúe.
e.El desmembramiento de la familia extensa y la vivencia de pérdida de las raíces trae aparejados sentimientos de abandono, de carencia, de desamparo. Pérdida de modelos de identificación.
f. El migrante debe hacer una reelaboración de los vínculos que ha establecido con el país de origen (personas, cultura, paisajes...), los cuales se constituyeron durante las primeras etapas de la vida y que han estructurado su personalidad. Al marchar, el emigrante tiene que mantenerlos porque a través de ellos se expresa su personalidad y su identidad como persona y, a la vez, para adaptarse al país de acogida, debe poner en marcha nuevos vínculos.
g.Falta de reforzadores positivos. Para poder integrarse a la nueva comunidad la persona migrante renuncia por un tiempo, a una parte de su individualidad, como su cultura y costumbres. Una gran dificultad, es no encontrar "su lugar" en el nuevo país, la falta de reconocimiento de los demás como tenía antes de partir donde recibía reforzadores positivos, todo esto acompañado en ocasiones de temor a la miseria y al desamparo.
Migrar no es sólo trasladarse de un lugar geográfico a otro, de un país a otro cercano o lejano, también es una trabajosa vicisitud, que atraviesa toda nuestra existencia mientras la transitamos. Es una experiencia traumática, cuya elaboración va a depender de los recursos con que cuenta cada sujeto, que deja efectos profundos y duraderos.
En el caso del emigrante que retorna, se repiten estas situaciones y es necesario hacer el proceso de reelaboración de estos sentimientos, que se reeditan con la nueva migración, un proceso que quizás quedó en suspenso desde su primera migración.